Mi cabeza intentando descifrar que sucedió. Voces familiares que en voz baja anuncian lo que no quiero oír, pero aun así lo escucho detrás de la puerta (era peor de lo que esperaba).
El único testigo de mi dolor es ese hombre desconocido que se encuentra en el pasillo del hospital que aunque le ruegue me dice que no puedo entrar. Y ya es tarde, un alma menos en este mundo... Y solo me queda llorar.
Me despierto exaltada, miro a mi alrededor y reacciono que en realidad si ocurrió todo, que no fue una pesadilla. Y lo único que me queda es lamentarme, enojarme conmigo misma, mientras eso pasa mis ojos se llenan de lagrimas y con ello vuelvo a sentir lo que sintió aquella chica de 14 años.
Si, definitivamente 6.6.6 me marco, fue el día en que una parte de mi vida se fue.
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